El pasado lunes celebramos la festividad de todos los Santos. El Día de Todos Los Santos es una tradición catolica instituida en honor de Todos los Santos, conocidos y desconocidos.
En los países de tradición católica, lo celebramos el 1 de noviembre; En ella veneramos a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. En España y en otros muchos lugares del mundo se celebra la tradición de honrar y traer a nuestra memoria a las personas que han muerto. Los cementerios se llenan de flores. Las familias recuerdan aquellas personas queridas que no están, que se fueron... Es un día especial dentro del calendario de otoño: El día de la festividad de todos los santos que cada vez más se va sustituyendo por la cultura anglosajona del Haloween.Los niños se disfrazan de brujas y muertos vivientes,mientras que los adultos se dedican a realizar fiestas de disfraces con el pretexto de pasarlo bien y seguir en la rueda de esta nuestra sociedad de consumo.
En los países de tradición católica, lo celebramos el 1 de noviembre; En ella veneramos a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. En España y en otros muchos lugares del mundo se celebra la tradición de honrar y traer a nuestra memoria a las personas que han muerto. Los cementerios se llenan de flores. Las familias recuerdan aquellas personas queridas que no están, que se fueron... Es un día especial dentro del calendario de otoño: El día de la festividad de todos los santos que cada vez más se va sustituyendo por la cultura anglosajona del Haloween.Los niños se disfrazan de brujas y muertos vivientes,mientras que los adultos se dedican a realizar fiestas de disfraces con el pretexto de pasarlo bien y seguir en la rueda de esta nuestra sociedad de consumo.
En estas fechas retome la lectura de un poema de Gustavo Adolfo Becker que quiero compartir con vosotros.
Cerraron sus ojos
Que aun tenía abiertos;
Taparon su cara
Con un blanco lienzo;
Y unos sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieron.
La luz, que en un vaso
Ardía en el suelo,
Al muro arrojaba
La sombra del lecho,
Y entre aquella sombra
Veíase a intervalos
Dibujarse rígida
La forma del cuerpo.
Despertaba el día
Y a su albor primero,
Con sus mil ruidos
Despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
De vida y misterios,
De luz y tinieblas,
[medité]1 un momento:
¡Dios mío, qué solos
Se quedan los muertos!
De la casa, en hombros,
lleváronla al templo,
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.
Al dar de las ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos;
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron
y el santo recinto
quedose deserto.
De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba...
que pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.
Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapáronle luego,
y con un saludo
despidiose el duelo.
La piqueta al hombro,
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
reinaba el silencio:
perdido en las sombras,
medité un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero
de la pobre niña
a solas me acuerdo.
Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo,
del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos!...
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre y cieno?
¡No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
que al par nos infunde
repugnancia y duelo,
al dejar tan tristes,
tan solos los muertos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario