Hablaremos sobre las estrategias educativas más importantes que ayudan a la madurez del "yo" a lo largo de estas etapas.
1. Saber reaccionar ante su negativismo,
su "por qué" y sus ocultaciones
El negativismo: Es la primera afirmación de la personalidad de un niño entre 2 y 5 años. En la mayor parte de los casos esto es un "deporte" para ellos, y también para los adolescentes.. Habrá que pararle los pies, pero no manifestar excesiva contrariedad ni irritación, que es lo que ellos en gran parte pretenden. Poner límites o sanciones pero sin aplastar sus afirmaciones.
Si quieres que sea asertivo/a y capaz después de afirmar sus derechos, que sepa decir "no" a muchas cosas, entre ellas al alcohol y a la droga, no le aplastes la afirmación de la personalidad ni a los 3 años ni a los 16. Deja que se afirme ante ti, corrígele la falta de respeto, sin acritud, sin ira, aunque haya que aplicar sanciones. Nuestra serenidad y nuestro humor le desconcierta más que nuestra cólera.
El ¿por qué?, en los niños pequeños, suele ser una llamada de atención pues está dispuesto a aceptar nuestras respuestas debido, al principio de autoridad, que aún viven hasta los 10 años. No hay que abusar de este principio, evitando dar respuestas falsas, es decir, responder con mentiras. El "por qué" rebelde de un adolescente es también una llamada afectiva de atención; cuando hay demasiados "por qué" tendríamos que preguntamos si debajo de ellos hay una llamada afectiva, un indicador de que no se le atiende bien, de que no hay contacto personal. Los adolescentes afectivamente satisfechos no son tan molestos con sus "¿ por qué ?".
Muchas ocultaciones y mentiras se producen cuando el niño está en una situación de apuro, entre la espada y la pared,. Otras veces ocultan sus sentimientos, o los niegan, o se avergüenzan de ellos (de tener miedo, de estar inseguros, de su misma vergüenza...). Cuidado con reprimir y ridiculizar estos sentimientos; les duele profundamente, se ponen rojos, etc. Es mejor reaccionar con naturalidad y ayudarle a superar su inseguridad y aprender a expresar oportunamente sus sentimientos.
2. Educar sin manipulación
Se educa sin manipulación cuando se dan razones limpias, se responde con la verdad. (Cuidado con la sugestionabilidad de niños y preadolescentes)..
Hay mucha gente que nos manipula en la vida normal. Te manipulan los amigos, te hacen ir donde tú no quieres, te impiden que tú pienses por ti mismo o juzgues por ti mismo.
Para no manipular hay que dar razones a base de valores limpios, nunca con amenazas ni falsas razones basadas en el temor, en el miedo, en el chantaje afectivo; Cuando dices a tu hijo "si no haces esto, no te quiero" o "te puede pasar tal cosa" (exagerando o distorsionando la realidad), no sólo estamos manipulándoles y abusando de su sugestionabilidad,(ejemplo del Chicle) sino que les estamos enseñando a manipular a los demás; y cuando sean algo más mayores, nos manipularán a nosotros.¿Quién le enseñó la manipulación? Y si se trata de permisos o peticiones, atrevámonos a mandar y a decir "no".
Si las razones son limpias y objetivas ("esforzarte en un estudio serio y constante, es bueno para ti, porque poco a poco vas adquiriendo hábitos de trabajo eficaces y esto se reflejará en tus calificaciones", etc.), irán haciendo su efecto poco a poco.
3. Cómo les evaluamos
La forma de manifestar aprobación o desaprobación a tu hijo/a es muy importante. La aprobación y elogio a la persona en vez de a los hechos, como sería lo correcto, repercute negativamente en el concepto de sí mismo. Pero, atención: lo importante no es lo que tú le dices sino cómo recibe el mensaje. A veces creemos que estamos haciendo alabanzas ("estoy muy orgulloso de ti ") Y estamos realmente transmitiendo otra cosa, nuestro tono y gesto nos traicionan. Si estás desilusionado de él o de ella, lo van a notar. Lo importante es que sientan verdaderamente que su padre o su madre están orgullosos de ellos. ¿Lo sienten así?.Recordemos, las personas más significativas (padres, profesores, amigos) son las que más influyen en positivo o negativo con sus evaluaciones..
4. Cómo hacerles más decididos, más maduros.
Hay niños responsables capaces de hacer decisiones y pequeños proyectos, conseguir fines fijados conscientemente. Y algunos afortunadamente lo aplican a los estudios. El problema es cuando se retrasa la capacidad de voluntad, y esto se refleja, para alarma de los padres, en los "dichosos estudios". Se trata de un problema muy complejo, que suele venir de atrás (ya no eran aplicados desde pequeños, eran descuidados y desmotivados).
A veces el mal estudiante no aplica la voluntad a los estudios, pero la ejerce en otras cosas, proyectos relacionados con aficiones, diversiones, amistades. El problema más grave es cuando no existe capacidad de decisión voluntaria en ningún aspecto, no se entusiasma con ningún juego, ni con los amigos, no hace planes, parece que no quiere nada.... Aquí se hace necesario la consulta con un especialista.
Ponerse nerviosos no ayuda nada. Terminaremos por inferiorizar al niño o al adolescente, perder los nervios, tratarle mal o manipularle. La inmadurez no es culpable, es algo muy complejo, en parte genético, en parte ambiental, en parte proviene de un modo de educarle en la infancia... No se puede poner uno nervioso porque una persona no madure. Es más práctico ponerse a examinar las causas y nuestro modo de proceder.
Es muy importante darle oportunidades de afirmarse, tener iniciativa, ejercer responsabilidades. Quien siembra mimo y superprotección, no recoge responsabilidad. Quien siembra dependencia, no recoge autoafirmación. Si le has educado muy dependiente de ti, sin darle oportunidades de decidir nada, dificilmente puedes esperar que surja una personalidad asertiva. La superprotección no produce asertividad responsable.
Examinemos cómo estamos educando en este sentido. Dejémosle decir "no", dejémosle decir "soy el más listo, el más simpático", dejémosle tener juegos competitivos, pues allí es donde se educa la capacidad del yo. No les limitemos su "ración" de todo esto, aunque no estudie. Sería una incultura por nuestra parte. ¿Acaso le quitamos el alimento porque no estudia? Dejémosle márgenes de iniciativa artística, cultural, deportiva, aunque no estudie.
Nunca castiguemos quitando oportunidades de ser responsable. Es un error no encargar cosas ni responsabilidades al "niño malo". Como no es responsable, ¡le castigamos quitándole los medios para serlo! Además esto produce horribles celos y envidias ("por qué a mi hermano le dan oportunidades y encargos, y no a mi"). Es un círculo vicioso que empeora las cosas.
5. Manejar bien la crisis de identidad
Esto es un arte: educar en tiempos de crisis, cuando la identidad está en cuestión, de 14 a 18 años.
El niño se siente identificado con sus padres y con las personas que representan la autoridad. Vive en tranquilidad porque la pauta de su conducta es lo que dicen sus padres; eso es lo que está bien aunque él no vea qué es lo que está bien. De ahí nace una confianza básica, una seguridad vital para actuar bien y no actuar mal.
El adulto en cambio no depende de sus padres ni de nadie, si es adulto. Pero el adolescente está a medio camino. No ha alcanzado todavía la autonomía personal, y por otra parte, ve el mundo de otra manera y cada vez necesita menos los esquemas y modelos de identificación de sus padres ("me obligan a utilizar normas cuyo sentido no acabo de ver").
Hay tres tácticas de oro para estos casos, siempre aconsejables:
1) Tiempos para dialogar; un diálogo libre sin pretender nada a cambio, escuchando, intercambiando opiniones.
2) Tiempos para negociar; llegar a acuerdos entre sus peticiones y nuestros permisos.
3) Tiempos, distintos de los anteriores, para mandar.
El éxito es manejar las tres tácticas simultáneamente. Hay padres y madres que sólo utilizan el tiempo de negociación, no usan nunca el de mandar y muy poco el de dialogar. Todo queda muy descompensado.
El peligro está en no ejercer nuestra autoridad lo suficientemente y crear un niño consentido y dificilmente controlable. Se debe ejercer la autoridad a condición de no perder la ilusión por los hijos ni el cariño profundo, en el fondo de nuestros corazones, aunque haya que poner paréntesis de firmeza. Pensamos que toda esta combinación de estrategias ayudará a la madurez de la personalidad.
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