jueves, 6 de mayo de 2010

El niño que se porta mal para llamar la atención



Jesús Jarqué García


1º. En primer lugar, es posible que efectivamente, el niño se porte mal porque es la única forma de reclamar la atención de sus padres. Por tanto, habría que revisar si el niño es atendido adecuadamente y se le presta la suficiente atención para que no tenga que recurrir a portarse mal.
2º. Le segunda medida consiste en prestar especial atención cuando el niño se está comportando adecuadamente. Algunos padres no consideran esto importante porque piensan que es lo que el niño debe de hacer. Al contrario, una medida eficaz es prestar más atención al niño cuando actúa adecuadamente. Para ello, podemos interesarnos por lo que está haciendo, implicarnos si nos lo pide y sobre todo, cuando un comportamiento concreto es adecuado, elogiarlo y felicitarlo o dar muestras de satisfacción. Es forma muy concreta de comunicarle que así es como queremos que se comporte la próxima vez.
3º. En tercer lugar, es necesario interesarnos por sus asuntos, sobre todo cuando el niño o la niña nos habla, nos cuenta alguna cosa de su interés, como la escuela o sus amigos. Es otro momento privilegiado para prestarle atención. Dejaremos lo que estamos haciendo para atenderlo solo a él. Si esto no es posible, se lo diremos y lo pospondremos para un momento mejor, pero no muy lejano en el tiempo.
4º. Es necesario garantizar, sobre todo con niños pequeños, un tiempo de juego diario compartido. El tiempo de juego es un momento privilegiado para prestarle atención y compartir, desde el disfrute y sin exigencias la atención y la relación.
5º. Otra medida es atender a las peticiones razonables que el niño nos hace, evitando que tenga que portarse mal para que lo tengamos en cuenta. Imaginemos que estamos en un centro comercial y el niño está cansado y quiere irse. Si ha superado el tiempo razonable que puede soportar y nos lo está pidiendo adecuadamente, terminemos con esta situación sin dar lugar a un comportamiento más contundente por su parte para ser atendido.
6º. Cuando aparecen comportamientos negativos que buscan llamar la atención, la mejor estrategia es ignorarlos, siempre que sea posible. Ignorar consiste en no prestar ninguna atención, ni hacer comentarios, ni siquiera mirar al niño o a la niña. Si es posible, marcharnos del lugar en el que él está.
7º. Hay situaciones en las que no es posible ignorar. En estos casos, procuraremos prestar el mínimo de atención: si hay que regañarle o adoptar cualquier tipo de medidas, lo haremos, pero prestando la mínima atención posible.
8º. En otros momentos el mal comportamiento tiene claramente la intención de desviar la atención de los padres. Por ejemplo, cuando un hermano pega a otro. En estos casos es más efectivo centrar toda la atención en el hermano que ha sido víctima, procurando ignorar o prestar una atención mínima al hermano que ha pegado.
9º. Por último, y como medida general hay que procurar que el mal comportamiento del niño y sus llamadas de atención, cuando son inadecuadas, terminen saliéndose con la suya.