lunes, 12 de octubre de 2009

Receta para una generación perdida


Se toma el principal ingrediente, un niño fresco. Se lo introduce en un sistema educativo con sabor a rancio, basado en la mediocridad, y se lo deja macerar unos años. El niño tomará el mismo sabor y no valorará el esfuerzo ni el poder del conocimiento.Al mismo tiempo,los padres le darán un toque de excesiva protección y se relajarán a la hora de inculcar valores; para eso está la escuela.Aderécese el resultado con unos medios de comunicación que ven al niño como un potencial consumidor y le muestran las tendencias que ha de seguir si quiere ser guay.A partir de los 14 ó 15 años tendremos un joven alcoholizado, insolente, perfectamente dispuesto para montar altercados mientras está de fiesta en sitios diversos, y con la única inquietud de dónde irá el fin de semana siguiente.Un joven capaz de defender férreamente sus derechos, como el de beber alcohol en la vía pública, mientras se muestra indiferente ante otros asuntos más dignos de preocupación,como el futuro inciertopara los jóvenes que terminan sus estudios y no encuentran trabajo. Pertenecen a la generación perdida.

Sabemos desde hace tiempo que falla, pero nunca nadie ha movido un dedo, y ahora nos asustamos.Tal vez no es demasiado tarde si hay voluntad de solucionarlo.


Carta publicada por el suplemento Semanal
del Diario de Avisos

1 comentario:

  1. ¡Menuda bicuda!, si hasta me han entrado ganas de comérmela jejejeje... pero mejor me quedo con la esta receta,la de la generación perdida, te la copio, está muy buena :-).

    Saluditos

    Noemí

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