miércoles, 5 de junio de 2013

Niños caprichosos/Conductas agresivas

revista superpadres
Niños (demasiado) caprichosos
¿Tu hijo monta en cólera cuando no consigue lo que quiere? ¿Expresa su malestar con una rabieta, en un intento de llamar tu atención? Aunque esta actitud es habitual durante la primera infancia —a medida que el pequeño crece, sus caprichos se vuelven más reflexivos—, la intervención de los padres es imprescindible para evitar que estos malos hábitos se enquisten en la personalidad del niño.

Conductas agresivas
Que un niño de corta edad muestre su frustración pegando o mordiendo no es alarmante. No obstante, cuando adopta este comportamiento por sistema, o bien continúa manifestándolo más allá de los 4 años, es preciso intervenir para evitar que este hábito se perpetúe. Según algunos expertos (como Richard Tremblay, de la Universidad de Montreal), la etapa preescolar es el mejor momento para actuar.
Muéstrale el verdadero valor de las cosas
Explícale cuánto te cuesta conseguir lo que pide. Oblígale a ser consecuente con lo que quiere —p.e., si es un alimento, haz que se lo acabe aunque el sabor no sea el esperado—, habla con tus familiares para que no sean excesivamente permisivos con el niño, ponle condiciones para obtener su recompensa, busca alternativas no materiales a lo que exige u ofrécele algo que distraiga su atención.
¿Qué hacer para ponerles freno?
Un aspecto básico para aplacar estas conductas es no ceder ante las mismas, para que el niño compruebe que no le dan el resultado esperado. También es fundamental conseguir un ambiente familiar en el que no se toleren las agresiones físicas, los gritos o los golpes, ya que el pequeño tiende a imitar estos comportamientos. Y si pega a otra persona, se le debe separar y reprender sin violencia

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